La justicia puede ser ciega, pero la justicia aparentemente no es daltónica. Con demasiada frecuencia y durante demasiado tiempo, las personas de color han estado en el lado equivocado de la justicia porque los proveedores de justicia, a menudo blancos, han utilizado su privilegio para levantar la proverbial venda de los ojos sobre un ojo y emitir juicios basados en el color de la piel tanto de la víctima como del agresor.
Es particularmente desconcertante, inconcebible, pernicioso e intratable cuando los agresores continúan siendo miembros de las fuerzas del orden, notablemente la pandilla violenta más grande de Estados Unidos. Desde el inicio de las patrullas de esclavos, la "aplicación de la ley" ha podido maltratar a las personas de color, en particular a los afroamericanos, con impunidad. Aquellos que han tratado de introducir reformas dentro de la base de la policía se han encontrado con cinismo, sarcasmo, reprimendas y, en ocasiones, despidos.
Brianna Taylor fue asesinada; George Floyd fue asesinado; Eric Garner fue asesinado; ¡Danquirs Franklin was murdered! Ahmaud Arbery fue asesinado y demasiados hombres y mujeres negros fueron asesinados con la denegación de justicia. No necesitamos que la gente blanca se despierte porque uno puede estar despierto pero no consciente. Necesitamos que sean conscientes de sí mismos y estén convencidos de su propio privilegio y complicidad, hasta el punto en que estén dispuestos a hacer los mismos sacrificios correctivos que se llevaron las vidas del Dr. Martin Luther King, Jr., Malcolm X, Medgar Evers, Mark Schwerner, Andrew Goodman, James Chaney y Viola Liuzzo. Solo entonces podremos empezar a desmantelar las estructuras racistas.
Todo fiscal de distrito de este país que en su cobardía no procese a los oficiales deshonestos debe renunciar o ser despedido en las urnas. Cuando oficiales como Derek Chauvin, quien puede permanecer en la fuerza con numerosas acusaciones de mala conducta en su historial, indica que algo esta mal con el sistema. Pero esa no es noticia nueva. ¿Se requirió la muerte de George Floyd para finalmente conducir al despido de Chauvin? ¿Qué detendrá al próximo Derek Chauvin?
La respuesta es un cargo de asesinato, una condena y una sentencia justa. Eso es lo que enviará un mensaje contundente a todos los que quieren maltratar a los individuos negros y morenos y hacer la vista gorda ante los sospechosos blancos culpables de hacer mucho más. ¡Mientras continúe esta tontería, invocaremos a la gente de fe para que invoquen al Dios de Abraham, Isaac y Jacob, Ismael y Aquel que es uno con Jesucristo para ejecutar justicia donde parece que continuamente nos quedamos cortos!
Una nota final—la Asamblea de Derechos Civiles, afiliada de Gamaliel en Minnesota, está a la vanguardia en Minneapolis. Por favor, oren e inviertan en el éxito de su organización en esta comunidad devastada por la violencia y el racismo y desesperadamente necesitada de justicia.
¡Que la justicia ruede como las aguas y la rectitud como un río poderoso!
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Dr. John C. Welch, Presidente, Junta Directiva de Gamaliel
De nuestro afiliado en la vanguardia, ASAMBLEA DE DERECHOS CIVILES